La gente lo describe como niño o ‘bicho barrigón o panzón’ (con gran estómago). Tiene diez, once o doce años según lo que he escuchado y es de estatura pequeña con una voz aguda. Tiene el pelo negro, lleva un gran sombrero de paja con una manta blanca. Otros dicen que siempre anda desnudo. Sus pies están al revés y la mayoría del tiempo camina ‘a chuñas’ (sin zapatos) pero a veces lleva ‘caites’ (zapato/sandalia que usan los campesinos).
El ‘cipitio’ sería el hijo de la ‘Siguanaba’, otro personaje muy importante en El Salvador. Ella tuvo una relación con un amante (el hijo del dios ‘Tlaloc’) y tuvieron este niño llamado ‘cipitio’. De allí, existen diferentes versiones de la historia. Según unos, el ‘cipitio’ nació con los pies hacia adentro como una deformidad y por eso la Siguanaba lo abandonó. Otros dicen que es el dios ‘Tlaloc’ quien castigó a ‘la Siguanaba’ a ser mujer errante y asustar a los hombres y el ‘cipitio’ a vagar con ella por los ríos en la noche. Unos dicen que ‘Tlaloc’ castigó el ‘cipitio’ a ser pequeño para siempre.
Por eso dicen que se ve ‘el cipitio’ caminando en la noche, al lado de los ríos, acompañado de su madre. Le gusta ver a las muchachas bonitas que vienen a lavar ropa por el río. A veces tira piedritas a esas mujeres guapas. Es muy travieso y maligno de carácter. Para unas personas esta leyenda tenía función de alejar a niñas de sitios solitarios contando que ‘el cipitio’ era malo, feo, que molestaba y asustaba a las niñas.
Según la leyenda, le encanta comer guineos y cenizas y deja marcas en las cenizas, cerca de los hornos para cocer el pan. Los campesinos cuando ven eso tratan de seguir sus huellas pero nunca encuentran donde va porque van al lado contrario al correcto. Es bien difícil encontrarlo especialmente porque dicen que tiene el poder de teletransportarse con sus cenizas mágicas y su fórmula mágica: ¡Matatero tero tero, matatero terolá, que desaparezca ya!
Muchas gracias a mi sobrino por la ilustración excelente del cipitio.