“Mami, dame copito más de fofoles’ dijo la Caro.
-¿Quieres más frijoles hija? respondió la madre.
-Si mami quiero más fofoles.”
También se puede escuchar la palabra ‘chojoles’ como en la expresión: ‘yo quiero más chojoles’. Algunos, quizás que pretenden pertenecer a una clase social más alta, les llaman la ‘comida de los Indios’ para decir comida de la gente pobre.
Hay muchos tipos de frijoles: ‘el frijol de seda’ que es el más chiquito, de color rojo. Hay otro que es rojo también pero más grande que se llama ‘sangre de torro’. Cuando se utiliza el frijol ‘sangre de torro’ en la sopa, esa queda más espesa, más roja. Existen frijoles de otros colores como unos blancos y unos negros. Para terminar, ‘el frijol mono’ que ocupan para añadir shuco (una bebida tradicional hecha de maíz morado).
Los frijoles se venden en el mercado y se pueden comprar frescos o secos. Si son frescos o ‘nuevos’ se compran por manojos (manojo es un paquete de vainas de frijoles). Después, en la casa, uno tiene que desgranar los frijoles primero antes de cocerlos. Hoy día, la mayoría de los frijoles que uno puede conseguir ya están sacados. Los campesinos les han aporreados con palo en el campo. Si son secos, los frijoles están en costales y se venden o se vendían en arrobas. La señora en el mercado preguntaba: ‘¿Cuantas arrobas va a llevar?’. Ahora, en muchos lugares se venden por libra que es la medida más común utilizada.
En sopa se cocinan los frijoles con verduras y carne. De ahí, se licuan para hacer frijoles refritos, frijoles colochos o frijoles guisados (cuando llevan tomate, cebolla y chile). Otra receta es mezclar los frijoles enteros con arroz que se llama ‘casamiento’ como si el frijol se uniera al arroz.
Para terminar, uno tiene que hervir los frijoles todos los días cuando cocina sino se ‘chuquean’ o se arruinan. De esta palabra queda una expresión chistosa que compartió mi suegra conmigo: ‘hija, herviste los frijoles sino se van a chuquear’.
No olvidemos que sin el frijol, tampoco hay música de noche…!