Para empezar, en El Salvador, no dicen perro sino ‘chucho’ que vendría de la palabra chuchu en Nahuatl o quizás de la palabra ‘chuch’ utilizada para llamar a los perros. También se puede escuchar unos variantes como: chuchito (chucho pequeño), cachorro o peludo (porque tienen un pelaje grueso). En El Salvador hay dos tipos de chuchos: los chuchos de casa y los chuchos que no tienen dueños, a quienes le dicen ‘chucho de finca’, ‘chuchos aguacateros’ o ‘chuchos callejeros’. La primera palabra: ‘chucho de finca’ no se utiliza solamente para hablar del animal. A veces toma una significación más peyorativa para decir de alguien que no se sabe quién es su padre, que es un bastardo o que es tacaño. También se puede referir a alguien que es pobre, mal alimentado o seco.
Si una persona le dice a uno ‘pata de chucho’, significa que es perezoso, vago. Cuando alguien es metido o chute, le dicen: ‘este parece chucho, en todos lados mete la trompa’. Esa expresión muy visual es muy chistosa y me hace reír cada vez que la escucho.
Cuando uno quiere deshacerse de los niños que están molestando, uno le dirá: ¡a la chucha! o ‘comen chucho’ (que no es tan fuerte como la expresión ‘come mierda’).
Si una persona hace algo mal como un trabajo y está buscando excusas para no estar castigado, de nuevo el chucho tiene la culpa: ‘matar chucho a tiempo’. Y si algo pasa mal en un grupo de amigos y le hacen la culpa al más pequeño, dicen: ‘al chucho más flaco se le pegan las pulgas’. Otra vez, una expresión muy negativa pintando al pobre chucho sin nada de comer y cubierto de pulgas.
Para terminar, una expresión muy conocida en El Salvador que se escucha mucho es: ‘chucho no come chucho’ y otra persona escuchando eso responderá: ‘y si come, no come mucho’. Aquí el significado es que una persona se aprovecha de otra por su situación que puede ser económica o emocional.
Pero todos esos chuchos que son vagabundos o callejeros tienen gracia de la gente que le da de comer y en una manera hacen parte del paisaje salvadoreño.